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La mascarilla CPAP es la interfaz entre el paciente y la máquina CPAP.
La elección de una mascarilla adecuada es de especial relevancia en el tratamiento de la apnea del sueño. En su selección se han de tener en cuenta diversos factores como son los síntomas del paciente, sus dolencias, la gravedad de la apnea del sueño, la comodidad que se busca, la estructura facial del paciente e incluso la propia experiencia previa con otras mascarillas. El acierto o no al escoger la mascarilla puede suponer el éxito o el fracaso del tratamiento de la apnea del sueño, no siendo definitivo, ya que la mascarilla puede ser sustituida en caso de no adaptarse a las necesidades del paciente.
Los factores a tener en cuenta a la hora de buscar el tipo adecuado de mascarilla CPAP son:
• Sellar adecuadamente la interfaz entre el paciente y la máquina CPAP con el fin de prevenir fugas de presión que podrían comprometer el éxito del tratamiento de la apnea del sueño.
• Evitar la necrosis del puente nasal (que suele suceder por exceso de presión en el ajuste de la mascarilla).
• Evitar nerviosismo, sensación claustrofóbica o ansiedad.
• Evitar infecciones, dolor, sequedad de la mucosa bucal o nasal.
• Permitir, si es posible, el habla del paciente.
• Evitar molestias por incomodidad durante el descanso, existencia de vómitos o expectoración o por incomodidad en la alimentación.
Existen múltiples opciones de mascarillas CPAP dependiendo de la forma, vías aéreas que enmascaran y materiales que las componen. A continuación se explican las características y ventajas e inconvenientes de los tipos fundamentales. Se ha de tener en cuenta que para la elección de una mascarilla CPAP se ha de contar SIEMPRE con el consejo de un médico especialista en apneas del sueño:
Mascarillas Nasales:
Son las más habituales en el tratamiento de la apnea del sueño obstructiva. Son mascarillas que cubren la totalidad de la nariz, dejando la boca libre, siendo sujetadas por cinchas que se pasan por la parte trasera de la cabeza. Se acomodan sobre el labio superior, y dependiendo del modelo, en los laterales de la nariz, pómulos o frente.
Las ventajas fundamentales de las mascarillas nasales con la comodidad, el permitir la alimentación y el habla sin ser necesario retirar la mascarilla. También facilita el vómito repentino o la expectoración y mejora la sensación de claustrofobia, minimizando la ansiedad.
Los incovenientes aparecen con pacientes que respiran por la boca o cuando la terapia precisa de presiones elevadas. En estos casos la presión se pierde por la boca, siendo sumamente molesto y empeorando la terapia CPAP por pérdida de presión. En estos casos se recomienda el uso de máscaras faciales.
Almohadillas nasales:
Son las más ligeras y menos restrictivas mascarillas CPAP. En realidad no son consideradas mascarillas, ya que no cubren la nariz, sino que se encajan en las fosas nasales mediante una almohadilla nasal y se fijan mediante una cincha o correa. Algunas incluyen un mordedor bucal para una mejor sujeción. Permiten una mayor amplitud de movimientos, son más ligeras, disminuyen la sensación de claustrofobia, reduciendo la ansiedad, y permiten la alimentación, el habla, el vómito y la expectoración.
Mascarillas faciales:
Cubren nariz y boca bajo una misma mascarilla. Están especialmente indicadas en aquellas personas que, necesitando un tratamiento de apnea del sueño, respiran habitualmente por ambas vías o presentan problemas respiratorios debidos a alergias, sinusitis u otras dificultades respiratorias. Presentan el inconveniente de producir, en un porcentaje reducido de personas, sensación claustrofóbica e incrementan la incomodidad en el descanso del paciente. Otro inconveniente es que añade dificultad en la comunicación y empeoran las condiciones del vómito repentino o expectoraciones.
Mascarillas bucales:
Cubren únicamente la boca. Son poco habituales y están indicadas para aquellos pacientes con obstrucciones nasales severas que necesitan tratamiento de la apnea del sueño.
Mascarillas buco-nasales híbridas:
Suponen una combinación de mascarilla bucal y almohadilla nasal. Se componen por una parte inferior que cubre la boca del paciente de apnea del sueño y una superior que se encaja en las fosas nasales del mismo. Suponen un sustitutivo de las mascarillas faciales, ya que la presión positiva aérea (PAP) se insufla en ambas vías respiratorias, pero presentan las ventajas de mayor comodidad, menos sensación claustrofóbica, mayor movilidad y menor peso y presión facial. El inconveniente principal es que no se fija con la misma seguridad al paciente, no siendo recomendada para aquellos casos severos.
La gran mayoría de tipos de mascarillas para el tratamiento de la apnea del sueño mediante tratamiento PAP permiten escoger tallas para su mejor adaptación a la fisionomía de cada paciente.
Es recomendable la limpieza de mascarillas y el cambio almohadillas periódicos.
Se recomienda el aprendizaje del buen uso del CPAP así como el cuidado de piel y mucosas para minimizar posibles inconvenientes derivados de los CPAPs y de las mascarillas CPAP.
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